martes, 6 de noviembre de 2007

Un poco de nada...

Todo era frío y vacio... El silencio interrumpia mi armoniosa melodía interna. La sangre se estancaba en mis muñecas y supe al fin que no moría de aquella manera. Siempre es tarde para arrepentirse. Siempre es tarde para hacer las cosas bien. El sonido de los golpes en mi rosro parecieron despistarme por un momento... volver en sí y sentir la lenta agonía.

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Ya tiempo atrás se fue mi última letanía... La melodía celestial se apoderaba ahora de mis sentidos... Era amarga, aspera, oscura, silenciosamente placentera e inolora... Me sentía confundido... ¿Quién era yo ahora? La risa falsa, la eterna sonajera de piedras y el tumulto de personas sin sentido se habían esfumado... Dicen que a veces... unas dos o tres veces al año, se puede sentir de esa manera. Ahora estoy preparado para volver... ¿Destino? a la mierda el destino...

1 comentario:

Isaac Ábrigo Ascencio dijo...

me gusta como escribes... creo que deberias retomarlo... tus dias miscelaneos continuan... y tu debes hacerlo con ellos, keep going!